Era
especial, distinta, poco común, y por ello, demasiado molesta. Tanta belleza
insulta a la normalidad. No pretendÃa gran cosa, solo ser y estar. La
solaparon, apartaron, e incluso, despojaron de lo más hermoso, la palabra.
SeguÃa destacando, sus ojos decÃan lo que sus cuerdas vocales no podÃan
articular, no le hacÃa falta más. No hablaba, no veÃa, pero sentÃa y hacÃa
sentir con el tacto. Era comunicación continua, siempre fluÃa, sin parar, no lo
evitaba, no querÃa. Pensaron en su distinción, en su anormalidad. Quisieron
liquidarla. No pudieron. SeguÃa viva y agradecida.
La
vida le acariciaba cada dÃa, la luz solar le abrigaba, el aroma floral le
bañaba, y ella lo apreciaba. Pero un dÃa desapareció, no supieron más de su
estancia.
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