lunes, 2 de diciembre de 2013

"El Diálogo" de Manuel Calzada en Sevilla

Cartel promocional de la obra 


María Moliner es una de las personalidades más impresionantes y más desconocidas que ha dado el siglo veinte en España. Una mujer callada que no sólo no se dio a conocer sino que voluntariamente se escondió de la vida
pública. Tenía razones para ello. Su estudio ha deparado tres grandes sorpresas. La primera tuvo lugar por casualidad, mientras me documentaba para otra obra. Descubrí que durante los últimos meses de su vida, María Moliner había sufrido una forma de demencia que le hizo perder, una a una, todas las palabras, hasta quedarse vacía. Esta canallada del destino me emocionó profundamente y pensé que tenía fuerza dramática para alimentar una obra teatral importante. No sería la única sorpresa que me iba a reservar esta gran mujer. Segunda sorpresa: al estudiar su biografía encontré no a un ama de casa inquieta, sino a una intelectual valiente y honesta como ha habido pocas en este país. Su vida fue una continua lucha para hacer de éste un mundo mejor que el que la había visto nacer. Ya durante la Guerra Civil María Moliner
aprovechó la redacción del Plan de Bibliotecas del Estado del Gobierno de Valencia para abrir al pueblo español la puerta de la cultura y a través de ella la de la libertad y la justicia. Creía en ello porque lo había vivido en sus propias
carnes: ella misma había salido de la miseria gracias al estudio y sabía que era la única igualdad que no puede ser arrebatada. Tras la victoria de Franco, fue expedientada y degradada a la Biblioteca de Ingenieros de Madrid. Demasiado silencio para tanta vida.
Un día empezó a escribir un diccionario y terminó haciendo la obra que conocemos, un monumento tan impresionante y rompedor que su autora debería ser tomada por loca. Porque, y esto es la tercera sorpresa, a través del diccionario, del prólogo, de las definiciones, María habló alto y claro. En el diccionario está ella. Los silencios de su vida -y fueron demasiados e inconfesables- encontraron una forma de escapar de su clausura para expresar a los cuatro vientos lo que puede llegar a alcanzar el ser humano. Un
diccionario que es además una herramienta -tal vez la única posible- para que nos entendamos todos los españoles, los de un bando y los del otro. La mujer que lo escribió pudo hacerlo porque había tomado la más difícil de las decisiones: había elegido ser libre.

Manuel Calzada Pérez (autor de la obra)

Vivimos en un momento social en el que el lenguaje, tacaño, tosco y perezoso, se ha convertido en un elemento que genera lo contrario para lo que fue creado: el desconocimiento del que habla. El lenguaje ha dejado de se vínculo de comunicación entre los seres. Las palabras se generalizan y cualquiera de ellas vale para expresar un todo impreciso. Y justo ahora aparece a contracorriente Manuel Calzada y su "Diccionario": una sorprendente proclama de amor a las palabras, a los matices de la expresión, a la claridad, a la manifestación de la riqueza y complejidad de nuestros sentimientos. La obra nos habla de las enormes posibilidades que encierra el ser humano. María Moliner abre la puerta a nuestras facultades más escondidas, es un canto de esperanza, un aliento fresco contra la aceptación, contra la inmovilidad, contra la apatía o el abatimiento.

La lucha del autor para conseguir que su primera obra llegue al escenario es solo comparable con la de María para sacar adelante la suya. Creo que la fuerza y tenacidad de una ha contagiado al otro. La férrea confianza de Manuel Calzada en su obra nos ha arrastrado a todos. Hemos sido afortunados de ser víctimas de esta riada de amor a un país que en el siglo XXI aun tiene que sobrevivir.

                                                    José Carlos Plaza (director de la obra)



Manuel Calzada y Vicky Peña ( que ha recibido elogios y premios por su interpretación, entre ellos el Premio Ceres a la mejor actriz concedido en el marco de la última edición del Festival de Mérida ) presentaron a los medios de comunicación la obra, dirigida por el prolífico José Carlos Plaza, en representación de un grupo artístico que incluye a Helio Pedregal y Lander Iglesias en lo que a actores se refiere, y un equipo técnico donde se encuentran Pedro Moreno y Cristina Rodríguez del Yerro encargados del vestuario y Francisco Leal, responsable de la escenografía y la iluminación

La vida de María Moliner en general, inspiró al autor granadino Manuel Calzada su obra teatral El Diccionario, que ha estado representándose en el Teatro de La Abadía de Madrid y que desde esta semana los sevillanos podrán disfrutarla. 

El Diccionario  es un diálogo necesario para que el público sea consciente de la existencia de personas como María Moliner que, desde una posición nada fácil realizó una obra que calará para siempre. La obra tiene una estructura peculiar, donde la realidad y los recuerdos, agradables y tormentosos en algunos momentos se alternan en una unión de escenas  gracias a la sabia mano de Plaza, el recorrido dramático se dejar ver a través de un sutil hilo invisible que nos lleva a situaciones reales e irreales para comprender lo que supuso la composición del diccionario que Moliner elaboró para corregir los defectos que ella detectó en el DRAE.  Fantástica, elegante y culta. Desde este espacio felicito al autor y a todo el equipo. 

En la rueda de prensa

Vicky comenta su personaje a la prensa

Manuel explica cómo fue montar su obra en el escenario con el director de la obra 

Manuel Calzada y Paula Linero

Vicky Peña, Manuel Calzada y Paula Linero



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