sábado, 15 de marzo de 2014

Mi vida durante cuatro horas en Sevilla

Paula comenta la crónica en el tramo horario de 09h. a 13h. del viernes 14 de marzo de 2014

 CRÓNICA REAL


Viernes 14 de marzo de 2014, me levanto sobre las 09h. ya que las clases de hoy en la Facultad de Comunicación empiezan a las 12:30h. ¡Bien! Eso me da tiempo para llamar al trabajo y pedir el primer asunto propio del año, concedido de inmediato. La administrativa de la empresa, Manoli, es excelente y eficaz, no me pone trabas y acepta sin más. 

He quedado a las 10h.  en la Asociación de Alzheimer de la Rinconada para grabar a José Miguel y su historia. Maku, su hija, me ha dado permiso y tengo total libertad para hablar con su padre. Tardamos unos 20 minutos. Todo bien, no genial como
otras veces  -pues noté a José Miguel algo triste y no tan alegre como acostumbra- quizás es porque más tarde es cuando se activa ¿Quién sabe?

También puedo poner cara de campeona por unas horas, pues sobreviví a todo

Monto en mi coche y me dirijo a la facultad, pues tenía previsto entrevistar a la próxima decana y venezolana,  Mª del Mar Ramírez, para un trabajo de la asignatura que curso en 5º curso de la Licenciatura de Periodismo, Técnicas de Investigación Periodística con la profesora mexicana Rosina Mancinas. Pero como unos guardias civiles muy amables querían revisar mi documentación en la glorieta que hay saliendo del pueblo San José de la Rinconada, me demoré un poco.
- ¡Vaya hombre!, ¿Qué dice usted?
- Señora, que tiene la revisión de la ITV caducada desde hace dos meses. 
Joder, pues múlteme y déjeme continuar que tengo que irme. Haga su trabajo y terminemos. Pensé yo en un diálogo interno conmigo misma, pues suelo tener muchos a lo largo del día. 
Viene el gentil hombre, sonriente, con la multa en la mano. 
Qué genio, solo ha tardado tres cuartos de hora en rellenar unas palabras: sanción leve, 200 euros, ITV caducada, firma y poco más. ¿Pero hay que estudiar para ser agente? Y encima quiere conversación. Me informa el señor guardia que el carné de conducir me expira en julio de este año. 
- ¿Me aconseja pedir cita para hacerlo con tiempo?, pregunto yo. 
- No, puede tramitarlo por correo. 
- Ah, pues gracias. ¿Puedo marcharme?
- Cuando yo le indique, espere que viene un coche detrás. Ahora. Puede girar y acoplarse a l carril de su izquierda, y eso no debe de interferir en la circulación de cualquier coche que se acerque...
- Qué tenga usted buen día. Le indico yo, aliviada porque ya prosigo mi camino. 
No me pesa la multa, más bien, pienso que la merecemos mi esposo y yo, pues ambos sabíamos que la ITV se quedó en el tintero de las cosas que ya haremos el mes que viene. Jodida, pero avanzo. Son solo las 11:30h. 

O posicionarme como una luchadora, para estar preparada en los próximos asaltos de la vida

Llego y busco a la próxima decana, pues el 26 de marzo se hace el acto oficial, y no está, me indican que salió a desayunar. Me acerco a la cafetería y la localizo, charla con la profesora de Redacción Periodística, Pastora Moreno. Acoso con la mirada, y me atiende. 
- En poco tiempo voy al despacho. 
- Vale ¿Unos veinte minutos? Le pregunto. 
- Sí, sí. Perfecto. Me responde. 
Y saliendo de allí, veo que hay mucho gentío, al parecer, están en el descanso de un congreso que se realiza en el salón de actos. A lo lejos diviso dos mayores. ¿Será Manuel Tirado uno de ellos? Los sigo, entran en la copistería. Me sitúo en la puerta y grito en voz alta el nombre: ¡Manuel Tirado!. Y el señor menudo, delgado y con cara de intelectual se gira y me contesta: Sí, soy yo. 
Qué alegría recorre todo mi cuerpo. 
- ¿Puedo entrevistarle? Me gustaría saber sobre su obra expuesta aquí en la facultad. 
- Por supuesto, termino enseguida de imprimir unas cosas. 
Este artista es un genio, maestro, conocedor de la vida y la coherencia. Eso pienso cuando termino de estar con él. Miro el reloj de mi móvil, ¡Oh, oh! Son las 12:45h. La decana estará esperándome en su despacho. Me despido con pena de Manuel, y camino hacia decanato.

O gritar y enfadarme con el mundo 
 - Ahora no puedo atenderle, mejor se pasa la semana que viene- me indica Mª del Mar.
- Vale ¿Cerramos la cita con día y hora?- pregunto yo. 
- No, no hace falta, te puedes pasar cualquier día por la mañana que tendrás prioridad. 
- De acuerdo. Gracias. 
Y subo en ascensor hacia el aula 3.11, la clase ya está comenzada. Hoy damos el tercer tema de la asignatura Historia del Periodismo Español con la profesora, Lorena Romero, se titula    " Pronunciamientos militares en el sexenio absolutista". Debe ser una asignatura interesante porque la profesora da las clases excitada y muy rítmica, pero habla a una velocidad supersónica, como si en dos horas creyese que avanzamos poco. No le cojo el punto. 
Me llaman por teléfono, salgo del aula. 

Mejor respiro y me relajo, sí, eso haré

Es Juan, mi marido, quiere que esté en casa antes de las 14h. pues debemos intercambiarnos los vehículos antes de que él se vaya al trabajo. Su coche está en venta, y como yo descanso gracias al asunto propio que me concedieron esta mañana, me tocará lidiar con un posible comprador, Juan le dijo a Fernando que viniese a casa a las 17h. Cuando termino la conversación miro de nuevo el reloj del móvil, son las 13:40h. Debo marcharme. Recojo todo en el aula y bajo las escaleras. Para casa...

Y como creo que esta frase tatuada en mi pie va que ni pintado para esta crónica de cuatro horas de mi vida un viernes cualquiera, la dejo con esta fotografía bien grande. Es el título de la canción de Concha Buika, "Jodida pero contenta", ella trata el desamor, pero yo la convertí en fuerza de lucha para el sistema opresor que nos rodea. Jodida pero contenta, porque mi mundo en mío, y siempre tengo esperanzas. Siempre voy a desear mejorar, y seguiré adelante contra viento y marea, pase lo que me pase, para conseguir mis objetivos: amar a los míos, licenciarme, trabajar con gusto, conseguir el crédito para una casa, engañar al banquero, robar carcajadas...

Pues eso, fastidiada, pero satisfecha. 

Tatuaje reciente en mi pie. "Jodida pero contenta" por la canción de Concha Buika. Me identifica bastante 

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