sábado, 15 de noviembre de 2014

Bernardo Atxaga presenta la novela Días de nevada

Portada del libro Días de Nevada
Bernardo Atxaga (Asteasu, Gipuzkoa, 1951) es uno de los creadores de mayor hondura y originalidad en el panorama literario contemporáneo. Licenciado en Ciencias Económicas, desempeñó varios oficios hasta que, a comienzos de los ochenta, consagró su quehacer a la literatura. La brillantez de su tarea fue justamente reconocida cuando
su libro Obabakoak(1989) recibió el Premio Euskadi, el Premio de la Crítica, el Prix Millepages y el Premio Nacional de Narrativa. La novela ha sido llevada al cine con el título Obaba. A Obabakoak le siguieron novelas como El hombre solo (1994), que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica de narrativa en euskera, Dos hermanos (1995), Esos cielos (1996), El hijo del acordeonista (2004, Premio Grinzane Cavour, Premio Mondello, Premio Times Literary Supplement Translation Prize y Premio de la Crítica 2003 en su edición en euskera) y Siete casas en Francia (2009, finalista en el Independent Foreign Fiction Prize 2012, finalista en el Oxford Weidenfeld Translation Prize 2012). También es autor de libros de poesía como Poemas & Híbridos, cuya versión italiana obtuvo el Premio Cesare Pavese en 2003. Su obra ha sido traducida a treinta y dos lenguas. Es miembro de la Academia de la Lengua Vasca.

Bernardo Atxaga
Días de Nevada es una historia hecha de historias, a modo de caja china, que nos muestra cómo cada experiencia que vivimos, cada vínculo creado entre las personas más allá de las distancias temporales y espaciales, cada emoción que nos impacta, cada amenaza que combatimos permanece indeleble. Y nos convierte en lo que somos.
Es la historia de un escritor que viaja a Nevada, Estados Unidos, entre agosto de 2007 y junio de 2008, pero es también mucho más. Es un relato en el que lo vivido, el instante real, se mezcla con recuerdos, imágenes, sueños y evocaciones. En el que el paisaje árido y hostil del desierto y el horizonte verde, rojo y fucsia de los casinos de la ciudad de Reno, con su trama de luces brillantes y acristaladas, conducen una y otra vez al narrador —y al lector— a ese otro paisaje más íntimo, más personal del País Vasco.

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