viernes, 27 de julio de 2012

Coche averiado, sablazo garantizado

Todo sucedió a principios de julio, cuando noté que el coche no tiraba bien, dejó de acelerar como siempre. Empecé a temblar, y no tenía frío, ¿Cómo se lo diría a mi esposo? Total, me culparía de no conducir bien, de acelerar demasiado, de subirlo a los bordillos, en definitiva, de no mirar lo suficiente por la herramienta que me transporta a diario de un lugar a otro y que nos costó tan cara, como si yo no lo supiera.

Discusión al canto,  periplo tallerístico que comenzaba. 

El primer taller que visité fue el de la misma casa donde lo compramos, hablo con Pepe y, he aquí el presupuesto. Ya, una pasada. Casi me tumba de un infarto.

La broma rondaba los 1.300 euros, cantidad que no tenía, pero lo financian en 6 plazos, era una opción


Lo explico en casa, muy apenada, como si de un familiar fallecido se tratara, y a continuación me dirijo al segundo taller, porque no me iba a quedar con el primer presupuesto que me daban. 
Este segundo taller no tiene máquinas para meter el coche y ver qué le pasa porque, es más de chapa y pintura y de automóviles de mecánica, no de electromecánica como el mío. 
Decepcionada, antes de salir de la oficina de Paco, me llama. Comenta que el taller de un amigo, ceca de allí, tiene máquinas para comprobar qué le pasa al coche. Sin pensarlo, con Kiko estábamos. Antes de averiguar qué le pasaba al coche, me interrogó como si de un detective se tratase, yo respondí sincera, y aterrada, el presupuesto era el siguiente.

Este presupuesto tenía otro color, de 1.300 bajaba a 750 euros
Visto y comparado, el turbocompresor fallaba, pero no él en su todo, solamente tenía mal una válvula, pequeña y maliciosa. Kiko lo consulta en varias casas, todas quieren venderle el turbocompresor entero, él se niega, sigue llamando a más personas, no tiene una solución inmediata. Mi coche se queda en su taller. Tras dar con una empresa de Huelva, en la que arreglan la válvula aisladamente, el presupuesto lo gana Kiko, la avería está en sus manos, y mi bolsillo también. Pero de los dos sablazos, me quedo con el menos doloroso.

En este caso, menos es más y mejor


MORALEJAS

Que no te den gato por liebre
No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague
Ningún hombre honesto se hace rico en un momento
En caso de duda, no determines cosa alguna



A lo hecho, pecho


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