Relato erótico: VENTANA ESTIMULADA
Ellas
conversaban entretenidas, hacía semanas que habían planeado estar juntas unos
días, para hablar de sus cosas y divertirse.
La
habitación de invitados era grande y austera: una cama, un armario, una mesita
de noche, un espejo en la pared, una silla en la esquina y la ventana a medio
levantar con la persiana de plástico en color verde y enrollada. Al asomarse
por ella vio algo al otro lado, era un cuerpo de hombre, sí, un hombre
permanecía de pie frente a la ventana, una mano se le movía a sacudidas, estaba
a medio vestir, como la ventana, a medio levantar, pero pronto resultó lo no
esperado.
¡Ven,
ven! Le dijo una a la otra, ¡se ha girado y se toca!
Aquel
hombre, posiblemente un vecino, sabía perfectamente que era observado, se
mantenía quieto, frente a la ventana, y mostraba desde las caderas hasta la
cintura, con vientre plano y ombligo sugerente, su mano seguía en movimiento,
continuaba con la acción de estimulación en su zona erógena, no dejaba de
tocarse porque sentía goce sexual, le gustaba y lo dedicaba a supuestas
miradas.
Agitadas
y embelesadas reían en silencio, aquella mano bailaba precipitada, incitante,
desafiante, descarada y manifiesta. Pero una voz gritó a lo lejos, ¡Bajad, la
comida está lista! Corrieron apresuradas escaleras abajo hasta llegar a la mesa
del comedor.
El secreto de la ventana no podía ser revelado.
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