domingo, 20 de abril de 2014

Miguel Serrano Larraz presenta la novela Autopsia


Miguel Serrano Larraz (Zaragoza, 1977) estudió Ciencias Físicas y Filología Hispánica. Ha ejercido oficios diversos: cajero, ilusionista profesional, vendedor de libros, auxiliar administrativo y negro literario. En la actualidad se dedica a la
traducción (suyas son, entre otras, las versiones españolas de una biografía de Nick Drake y de un libro que repasa la trayectoria del grupo Belle and Sebastian, ambas publicadas por Metropolitan) y, por supuesto, a la escritura.
Se dio a conocer con el libro de relatos Órbita (Candaya, 2009), que lo colocó en la primera línea de los escritores de su generación. Es también autor de una novela, Un breve adelanto de las memorias de Manuel Troyano (Eclipsados, 2008). Bajo el pseudónimo Ste Arsson escribió la novela paródica  Los hombres que no ataban a las mujeres (1001 ediciones, Zaragoza 2010).  
Sus cuentos han sido incluidos en algunas de las antologías de narrativa breve más importantes de la última década: El viento dormido; nuevos prosistas de Aragón (Eclipsados, 2006, edición de Raúl Garica y Nacho Tajahuerce);  Al final de pasillo (Comuniter, 2009, edición de Oactavio Gómez Millán); Pequeñas resistencias 5 (Páginas de Espuma, 2010); Doppëlganger. Ocho relatos sobre el doble (Jekyll and Jill, 2011) y Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (Menoscuarto, 2012, edición de Gemma Pellicer y Fernando Valls).
Ha publicado tres libros de poesía, Me aburro (Harakiri, 2006), La sección rítmica (Aqua, 2007) (libro al que  "La Montaña Rusa Radio Jazz", le dedicó semanalmente una sección en la que se recitan algunos de los poemas del libro, acompañados de la música del intérprete) y Insultus morbi primus (Lola Ediciones, 2011).


El protagonista de Autopsia (Candaya, 2013) es un  joven obsesionado por una oscura acción de su pasado: el acoso a una compañera de colegio, Laura Buey, a la que cree haber arruinado la vida y de la que después no ha vuelto a saber nada. En un discurso obsesivo, a veces delirante,  el protagonista pasa revista a todos los actos de violencia  que han tenido lugar en su entorno: las tribus urbanas de su  juventud, la lucha de clases, las relaciones de pareja, la literatura, la familia,  la amistad.
La novela, que tiene algo de retrato colectivo de la primera generación que tuvo acceso a Internet  y amplió  los mitos privados para hacerlos públicos, es un intento  de reflexión sobre la culpa, la venganza, la paternidad,  la dificultad de afirmar la personalidad en una ciudad de provincias... pero también sobre la apropiación de las experiencias ajenas, sobre las redes sociales, sobre los ídolos y los personajes anónimos que trazan y destruyen al mismo tiempo nuestra educación sentimental.

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